Solo la vida puede conocer la vida

Solo la vida puede conocer la vida

Comparte esto

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on whatsapp

“Es común decir que los árboles vienen de las semillas. Pero cómo puede una pequeña semilla crear un árbol enorme? Las semillas no contienen los recursos necesarios para hacer crecer un árbol. Estos deben venir del medio o ambiente dentro del cual el árbol crece. Sin embargo la semilla contiene y provee de algo crucial: un lugar donde el árbol como un todo comienza a formarse. En la medida que recursos como el agua y los nutrientes se atraen, la semilla organiza el proceso que genera crecimiento. En un sentido, la semilla es una puerta a través de la cual el futuro posible del árbol emerge (Fragmento de la introducción libro Presence – Senge, Scharmer, Jaworski, Flowers:2004)

Poco antes de cumplir 19 años, una cualidad que llamaron, después de varias semanas, una mezcla de disautonomía, prolapso mitral y síncope neurocardiogénico, en la práctica hacían variar mi presión sanguínea, producían mareos y las pulsaciones de mi corazón pasaban de 60 por minuto a 220 y luego a 35 en estado de reposo. Esto sumado a arritmias sinusales marcadas, producto de ser sietemecino según un doctor,  hacía que se produjeran momentos donde la irrigación cerebral era deficiente, el ritmo cardiaco era caótico y perdía el conocimiento por unos segundos. Uno de esos episodios fue especialmente doloroso ya que iba bajando una escalera cuando se produjo. Desperté en la cama de mis padres sin entender mucho, y con miedo profundo. Como consecuencia del miedo acumulado de semanas producto de la carencia de diagnóstico, además de bajar varios kilos de peso, experimenté pánico por un buen tiempo. Dentro de la confusión y a ratos desesperación del momento al ver disminuidas mis capacidades de libertad y una muralla de sensaciones limitantes, descubrí lo que años más tarde significaría como un regalo. Entre sedantes y una mezcla de remedios de prueba, el miedo a no despertar hacía que me resistiera a quedarme dormido. Finalmente lo hacía. Pero cuando despertaba, lo que primero hacía era confirmar que estaba vivo: me pellizcaba el brazo, la cara, porque algunos remedios hacían que perdiera la sensibilidad cutánea, miraba por la ventana y ahí estaban…. los cientos de variedades de verdes en el árbol que se veía desde mi ventana… las decenas de tonos de celestes del cielo…. las mágicas formas cambiantes de las nubes con sus muchos tonos de blanco… los múltiples matices de la luz tamizada por las nubes… y agradecía por horas el milagro de la vida a través de esa ventana. Esta experiencia me transformó para siempre. Fui consciente del aparecer y de cómo en el aparecer era yo el que también aparecía con cada descubrimiento de color, forma, tono, sensación, imagen, emoción, luz, recuerdo, agradecimiento. 

Aprendí con los años, volviendo a esta experiencia vivida, de la inmensidad de lo pequeño… de la sobreabundancia de lo simple… de la naturaleza descentrada de la mente y la consciencia ya que mi cuerpo era parte relevante del estar vivo… del cambio en el conocer cada cosa cada día de una manera diferente… de la experiencia espiritual que nace del aparecer… y vuelvo muchas veces a esa memoria, como ahora.

La posible emergencia del árbol descrito en la introducción del libro Presencing, a través de la semilla, que es su vehículo, nos da una señal de lo que está en la fuente del concepto de estar en presencia: el verdadero desafío para comprenderlo radica no en lo abstracto sino en lo sutil de la experiencia.

Desde una aproximación a la cognición que trajo William James a fines del siglo XIX donde decía que había dos maneras de pensar y aprender: desde el razonamiento lógico y desde la experiencia intuitiva, le hemos dado mucha más relevancia al razonar como centro del aprender en nuestra educación. Investigaciones en los campos de las ciencias cognitivas y neurociencias, nos dan evidencia de que la actividad cerebral dedicada a procesos de razonamiento lógico representan el 0.001% de sus ciclos. La diferencia es dedicada a la experiencia intuitiva. Esto ha sido central en el desarrollo de la inteligencia artificial, la cual, en el siglo XXI se está delineando con un énfasis en lo que llaman intuición artificial ya que es un campo inmenso de posibilidades para el desarrollo de nuevas capacidades en ese ámbito. La experiencia es masivamente la fuente de aprendizaje y conocimiento y desde ahí se produce un baile con la conceptualización de modelos desde el razonamiento lógico y vuelta hacia la experiencia intuitiva para rescatar patrones que nos permiten hacer sentido individual y colectivo. Esta es la base de la teoría dual de procesos que esboza Daniel Kahneman, premio nobel de economía 2002, en su libro Thinking Fast and Slow, cuyo fundamento nace de los estudios de William James, más conocido por su trabajo en sicología experimental, pero cuyo aporte a la fenomenología fue clave para el entendimiento del aparecer, del conocer y de los cambios en el conocer.

Hemos sido sobreentrenados, en occidente, en la idea de que la materia es sólida y la experiencia es esfumosa… pero si “suspendemos” lo que conocemos, como diría Francisco Varela, vemos que la materia es impermanente, está en flujo de cambio todo el tiempo, a pesar de que en nuestra escala temporal pareciera a veces lo contrario. Y es la experiencia la que estaba ya ahí antes,  la que está más cerca del fenómeno, es decir, la experiencia es mucho más sólida y la materia esfumosa. Yo no puedo entender lo que es estar vivo a menos de que yo esté vivo. Y dónde estoy vivo? En el aparecer de cada momento, en el fenómeno emergente, en la experiencia. En su libro “Fenómeno de la Vida”, Varela declara que lo que ha querido desarrollar en él es una comprensión del fenómeno de la vida  en toda su gloria y majestad. Esto quiere decir evitar caer en la tentación dominante de partir del universo impersonal y muerto de la física para luego verse forzado, casi a contrapelo, a rescatar de ahí lo vivo, cuya especificidad es lo individual creador de significado….La conclusión a la que estos ensayos apuntan es que lo central es una circularidad inalienable entre el acto de conocer y vivir, entre el universo de lo vivo y el conocer como objeto de estudio.

Si queremos comprender lo básico en el camino del conocer y los cambios en el conocer que representan el aprender, debemos al menos entender tres cosas respecto a la naturaleza de la mente y la conciencia.

Las tres falsas creencias

  • La primera falsa creencia tiene que ver con que la mente  está en el cerebro y más allá, con que la inteligencia o los procesos cognitivos existen solo en el cerebro.

La naturaleza descentrada de la mente

Desde pequeños nos hacen creer que las elaboraciones significativas se producen en el cerebro humano como si fuera un computador donde se recibe información, se elabora y se responde.

Sin embargo existe toda una experiencia intuitiva, emocional, pre-conceptual que está ahí, previa a la elaboración incluso del lenguaje. Representa toda una experiencia en si misma que es el motor hacia la totalidad del fenómeno. Existe un saber hacer corporal, un flujo que acompaña al fenómeno en sí mismo.

Pensamos con el cuerpo y en el cuerpo, de una manera que no es de pedazos conceptuales. En palabras de Varela, “el saber y conocer no tiene que ver con ir a atrapar pedazos de información, el saber hacer (know how) tiene que ver con las preferencias, los rechazos,  todo lo que tiene sentido, tiene contenido, tiene intención, es un abrazo de lo que está ahí y todo ello constituye parte de la experiencia completa, el fenómeno, como organismo, a lo que aparece como el mundo.”

  • La segunda falsa creencia tiene que ver con la percepción de que los fenómenos se pueden estudiar solo separadamente, de que si no se comprenden las partes, no se comprende el todo.

De las partes al todo. Los fenómenos emergentes integrados

El cambio de percepción de las partes al todo ha significado un proceso en distintas disciplinas, con distintas velocidades y profundidades que ha durado más de un siglo.

El énfasis en las partes ha sido llamado reduccionista o mecanicista, mientras que el énfasis en el todo ha sido catalogado como holístico o ecológico. El pensamiento detrás de la perspectiva holística se llamó “pensamiento sistémico”. René Descartes fue el elegido como para representar la etapa dominante, previa al pensamiento sistémico, que es el pensamiento macanicista, al desarrollar su método analítico que consistía básicamente en desgranar fenómenos complejos en partes para comprender el comportamiento del todo desde las propiedades de las partes. El universo para Descartes se comportaba como una máquina incluyendo a los organismos vivos. Esto venía de su creencia de que había dos aspectos de la realidad: el de la mente y el de la materia. Newton completó este set mecanicista integrando las mecánicas Newtonianas que fueron el broche de oro de la ciencia del siglo XVII.  Desde mi perspectiva, se ha sobre-descalificado el reduccionismo; y sin embargo era necesario para poder desarrollar y abrirse a nuevas posibilidades como el pensamiento sistémico y el entendimiento del todo.

El punto ciego de la mirada cartesiana tiene que ver con que los sistemas no pueden ser comprendidos por análisis. Las propiedades de las partes no son propiedades intrínsecas pero se pueden comprender solo en el contexto de un sistema mayor. El fenómeno del todo es contextual, no analítico, integrando patrones perceptuales. De una manera, lo holístico, lo ecológico se comprende desde las redes conceptuales y experienciales para poder comprender no solo ecosistemas, pero la naturaleza misma de la vida.

Cuando uno piensa un proceso, aparece como separado, local, independiente, pero cuando uno experiencia algo, emerge como unificado. Quizás el gran logro de la ciencia del siglo XX fue precisamente ese, el entendimiento de los fenómenos emergentes como la unificación de las partes y piezas de la observación parcial de procesos emocionales, corporales, racionales, perceptuales, etc., con una identidad específica.

En palabras de Varela: “Los fenómenos emergentes introducen una manera  de ser, una categoría ontológica nueva, ni física ni efímera…. con una identidad emergente, única.”

La naturaleza de la mente no es ni existente ni no existente. Está repartida por el cuerpo y es al mismo tiempo efectiva.

  • La tercera falsa creencia tiene que ver con que la mente es un fenómeno individual.

La intersubjetividad o empatía. Mi mente no existe sin tu mente

Las neuronas en imagen o espejo, que se activan en pequeñas islas en nuestro cerebro cada vez que experimentamos empatía en distintos ámbitos y profundidades no es algo que tenga larga data en la neurociencia. La intersubjetividad está enraizada en la historia previa al lenguaje y permite que en el lenguaje se produzca esta experiencia de empatía. La mente está distribuida en el campo social, es un proceso y no una cosa. Esta idea de que la mente es un proceso es una manera de describir los sistemas vivos:  se pueden describir desde la perspectiva de un patrón de organización, desde la perspectiva de una estructura (disipativa) o bien desde la perspectiva de mente o proceso que emerge del sistema vivo. El trascender nuestro territorio para ponernos en el lugar del otro y experienciar desde esa posición es el proceso básico humano de intersubjetividad. Hay toda una conversación desde hace ya unas décadas respecto cómo cultivar la empatía y de cómo éste aprendizaje debería ser parte del currículum básico en educación pre escolar y escolar tal como aprendemos lenguaje, matemáticas o historia. 

Estas tres perspectivas definen la naturaleza de la vida humana y del aprender: un yo descentrado y dinámico, el aparecer como fenómeno integrado emergente que permite conocer desde el vivir consciente y el carácter constitutivo de la empatía como fundamento del amor humano y como experiencia previa incluso al lenguaje.

Parafraseando la relación entre la semilla y el árbol, diría que estas perspectivas son la puerta a través de la cual el futuro posible de cada experiencia emerge

Existe una circularidad entre conocer, aprender y vivir……la conciencia colectiva que emerge dado que mi mente no existe sin tu mente,  se fundamenta en la naturaleza descentrada de la consciencia y la mente como proceso; existe un proceso individual y uno colectivo simultáneamente… la naturaleza de la vida se nutre al estar yo vivo… yo estoy vivo en el aparecer consciente del momento a momento… desde ahí conozco y aprendo… 

No es raro que un par de conversaciones que tuviera Otto Scharmer y Francisco Varela, delinearan un movimiento interesante y relevante para abrir las puertas hacia el estado de Presencing, uno de los varios movimientos que tiene el proceso U para sumergirse en estados más abiertos para desde ahí co-cristalizar lo nuevo. Este movimiento tiene que ver con cruzar tres umbrales según Varela: suspender,  redireccionar y deajr ir. Esto que parece sencillo es en realidad un desafío para la vida. Suspender tiene que ver con diluir nuestros flujos habituales de pensamiento, con colgar nuestros supuestos y la voz del juicio, como el gesto básico para abrir las puertas de la percepción. Redireccionar tiene que ver con mirar el fenómeno en toda su complejidad, en todo su esplendor, sin un modelo mental específico, tiene que ver con trascender el dualismo del sujeto/objeto del modelo mental del solucionador de problemas, tiene que ver con el abrirse al no saber, sosteniendo el todo, así como en la antigüa China representaban a la mente con un corazón, es observar con el corazón, abrir el corazón; tiene que ver con observar con nuevos ojos. Finalmente el dejar ir es la puerta para, como dice Otto Scharmer, pasar por el ojo de la aguja que te permitirá el dejar venir lo nuevo, tiene que ver con el compromiso con el todo, con abrir la voluntad hacia lo emergente. Para acceder a la experiencia en su totalidad, decía Varela, hay que desarrollar capacidades en el método fenomenológico, la introspección sicológica y las prácticas contemplativas… y asi lograr describir el fenómeno en primera persona y en el momento presente con toda su profundidad. El tomar consciencia es el viaje de cruzar los umbrales del suspender, redireccionar y dejar ir conscientes del aparecer del momento a momento, dinámicamente, y perpetuamente…. una vez escuché a brother David Steindl-Rast compartir que la eternidad era justamente eso:  estar presente en el aparecer de cada momento, perpetuamente en ese estado impermanente…

De muchas maneras, el momento de caminar hacia el estado de presencia, abiertos al aparecer y a la novedad que eso trae, sin juicio, sin modelos preestablecidos se unen con los tres momentos que tienen que ver con el conocer y el vivir. Cómo integramos definitivamente la naturaleza descentrada de la mente, suspendiendo la idea de que nuestra mente está radicada en el cerebro, conociendo desde todo nuestro potencial?; cómo redireccionamos nuestra manera de ver el fenómeno abriéndonos al fenómeno emergente unificado con el todo y a toda la experiencia que eso trae?; cómo dejamos ir nuestra necesidad de preentender los fenómenos integrando al otro intersubjetivo en nuestra apreciación del universo, ya que mi mente no existe sin tu mente, y así favorecer lo que aparece al dejar venir cada experiencia?

Y reflexionando sobre esto,  vuelvo a agradecer el milagro de la vida desde esa ventana, observando ahora los árboles que aparecen frente a mí, los verdes, las nubes, los infinitos blancos, la emoción, lo simple, el conocer, la experiencia espiritual que nace del aparecer… y sé que estoy vivo, ahora sin pellizcos… solo la vida puede conocer la vida.

Scroll to Top